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sábado, 29 de marzo de 2014

Una ayuda para perder peso

Con el nuevo año, comienzan nuevos proyectos. Eso es un clásico, un topicazo. Pero también es una realidad en muchos casos.
Como en muchos otros, en nuestro Centro de Salud de Alcalá del Valle y en el Consultorio de Setenil, comenzamos un programa llamado “Consejo Dietético Intensivo”. Llevamos meses preparándolo, rodándolo, organizándolo, y ya está funcionando a pleno rendimiento. Por eso es ahora que os hablo de él.
Este programa se hace eco de la importancia que destaca la Organización Mundial de la Salud (OMS) de fijar objetivos de hábitos saludables para la prevención de enfermedades.
Que se me ha secado la tinta (metafóricamente) de escribir aquí que la dieta y el ejercicio son la base de todos los tratamientos. Básicamente eso.
Pero hay grupos de pacientes para los que el sobrepeso y la obesidad son especialmente perjudiciales: hipertensos, diabéticos, personas con elevado riesgo cardiovascular; o que ya han sufrido un evento cardiovascular (infarto,ictus) a modo de prevención secundaria; asmáticos. Sin olvidar que la obesidad en sí misma, aparte de un factor de riesgo cardiovascular, es una enfermedad.
Estas personas son el objetivo principal de este programa, por el beneficio que para ellos supone la pérdida de peso y la mejora en la forma física. Sobre todo para ellos, sin descartar a nadie que también lo desee aunque no cumplan estos criterios, estaremos allí para hacer una primera valoración de las necesidades, planificar una estrategia de pérdida de peso, solucionar dudas e incidencias, y hacer un seguimiento del progreso.
Planearemos actividades grupales a las que todos estáis invitados a participar. Si estáis interesados en que se repita la charla sobre alimentación saludable y ejercicio físico que dimos el año pasado, podemos también proponerlo. Y podéis sugerir actividades relacionadas que os interesen.
Si estás interesado, pide cita con tu médico o con tu enfermero de familia y te orientará.
¡Bienvenido al club de los que se cuidan!

miércoles, 26 de marzo de 2014

La vacuna de la varicela ha desaparecido…¡¡aaarrrgghhh!!!

Mucho he tardado en escribir sobre el tema. Lo siento. Pero tenía otros temas en el tintero, y realmente en mi población no han surgido problemas con ello, así que tampoco he sentido la necesidad de correr con el tema.
Vamos a ello.
La vacuna de la varicela ha desaparecido de las farmacias.
Ha sido una decisión del ministerio, así que para empezar, desterremos bulos y leyendas urbanas sobre su peligrosidad, su eficacia, o malvados intereses de la industria farmacéutica.
Tampoco es una campaña ministerial estilo Herodes.
Mira que la ministra no es santo de mi devoción, pero tampoco ha tomado esta decisión para que mueran los niños de varicela. Y me duele, tengo que decirlo, tener que leer en algunos foros y blogs que al gobierno no le importan nuestros niños, que es por los recortes, y otras lindezas.
Voy a intentar explicar el motivo con palabras sencillas y asequibles.
En el principio “de los tiempos” (no, no, mñas recientemente, es por darle dramatismo): se inventa la vacuna de la varicela. Se comprueba que es eficaz. Se comercializa. ¿quién pasa la varicela mayoritariamente? Los niños. Pues ea, a vacunar a los niños.
Pasan los años, y los niños cada vez pasan menos varicela. Los que se vacunan, que sus papás pueden permitirse comprar la vacuna, y el resto, por la inmunidad de rebaño (o de grupo) que os explicaba en la reciente entrada sobre la moda antivacunas.
Pero los virus, que son unos listorros y unos supervivientes, se buscan otra población a la que afectan. ¿A quienes atacan? A los adultos no inmunizados, es decir, que ni se han vacunado ni han pasado la varicela.
¿Cuál es el problema con eso? Pues que, mientras que durante la infancia la varicela suele ser bastante benigna, cuando la sufren los adultos suele ser bastante más agresiva. Es decir, que es más probable que un adulto sufra una varicela grave, con secuelas o incluso mortal, que un niño.
Por eso se ha considerado perjudicial la vacunación generalizada de la varicela en los niños.
Lo siento por los papás de niños, que sienten que el ministerio deja desprotegidos a sus retoños. La vacunación es una actividad de Salud Pública, por lo tanto persigue beneficios para la salud de la población en general, no centrada en cada individuo.
Después de valorar los datos que arrojan diferentes estudios, se ha considerado que el desplazamiento de la población susceptible a la edad adulta es perjudicial para la salud general de la población. Por eso ha desaparecido la vacuna de la varicela de las farmacias.
Los niños no están expuestos a la muerte, no saquemos la cosa de sitio. La mayoría de los niños pasan la varicela de una forma tan leve que es mucho mejor que la pasen de niños. Si os vale de ejemplo, en cuanto supimos que mi sobrinita de dos años tenía varicela, en pleno agosto por cierto, nos fuimos a pasar el fin de semana juntos a la playa con toda la intención de que mi hija se contagiara y la pasara también. Habrá a quien eso le parezca una atrocidad; pero mi hija pasó una varicela levísima en cuanto estado general, aunque de pupas se puso que parecía un bombón de esos que anuncian las famosas glamourosas. Y está inmunizada de por vida. Me alegro, porque no la pasará de mayor más grave, porque no temerá la varicela cuando en el futuro se quede embarazada (si ella quiere).
Y como consuelo a padres desconsolados, un pensamiento personal: muchos de los papás de niños no vacunados también serán a su vez hijos de padres que quizá no estén inmunizados, y por tanto sean susceptibles de pasar una varicela grave. Y digo yo que querrán a sus padres tanto como a sus hijos.

sábado, 22 de marzo de 2014

Jueves 20 de marzo, día de la prevención de las agresiones a sanitarios

Yo siempre voy tarde a eso de los días mundiales de algo. Al principio de mis días de bloguera, porque estaba más perdida que los niños de las novelas, lo confieso.
Pero conforme fui adquiriendo experiencia, me di cuenta, como bien nos recuerda Miguel Ángel Máñez en su blog, que el día mundial todo el mundo habla de lo mismo, se le da visibilidad, y luego…¿hasta el año que viene?
Pues yo voy con un poquillo de retraso, y prolongo unos días más la visibilidad del tema que ocupa.
En este caso, el jueves pasado, hace un par de días, ha sido el día de concienciación contra las agresiones al personal sanitario.
Justo el año pasado por esta época andaba yo bastante afectada por este tema, así que mi granito de arena va a ser recordaros cómo me sentí entonces.
El tiempo, que todo lo cura, también ha suavizado todos los sentimientos y emociones negativos. Pero aún no se ha celebrado juicio.
Al final voy a tener que pensar que no es a la población general a la que hay que concienciar, sólo, sino que hay mucho por hacer en los despachos de los juzgados.

miércoles, 19 de marzo de 2014

La osteoporosis

Lo prometido es deuda, de nuevo. Me encanta empezar así una entrada, cuando antes he prometido que iba a hablar sobre un tema.
Y el tema de hoy es la osteoporosis; hablábamos de ello hace unos días en la entrada sobre la menopausia. Decíamos que la menopausia es una enfermedad. Pero, avanzada la menopausia aparece con mucha frecuencia su compañera, que sí lo es.
La osteoporosis.
La osteoporosis es la pérdida de la densidad ósea. El hueso tiene la misma forma, el mismo tamaño (en principio), pero está compuesto por menos tejido, que en este caso tiene forma de malla, de red tridimensional, digamos, con una determinada arquitectura para tener mayor fortaleza donde más la necesita, de forma que hay menos malla, o la malla es más fina. Por decirlo de alguna manera.
Entonces ocurre que el hueso es más frágil. Es más fácil que se rompa. Tanto, que a veces se rompe seguido de un traumatismo, de mayor o menos intensidad, y otras veces se rompe sin golpearse o caerse, y es el hueso roto el que nos hace caer.
Pero esto no pasa de la noche a la mañana. Ni afecta por igual a hombres y mujeres, por eso viene a colación del tema de la menopausia. En hombres, la masa ósea es bastante estable con el paso de los años, y es raro que sufran osteoporosis a menos que hayan tomado a lo largo de su vida muchos corticoides, o inmunodepresores, o tengan enfermedades del hueso o del metabolismo del calcio (y por tanto no lo absorban, o no lo utilicen bien para fabricar hueso).
En el caso de las mujeres, la masa ósea desciende lentamente desde el inicio de la menopausia. Al principio, que no es tan intensa, pasa por un periodo que se llama “osteopenia”, quiere decir que la masa ósea es menor; “osteoporosis” es cuando la disminución de la masa ósea es más marcada, o aparecen las fracturas típicas relacionadas:
fractura de radio (fractura de Colles se llama también, fractura en la muñeca)
fractura de cuello de fémur, en cualquiera de sus variantes (no os volváis locos, las diferencias importan más a los traumatólogos que a vosotros, no es necesario conocer tanto), también llamada fractura de cadera
fractura vertebral. Se rompen en este caso las vértebras, esos pequeños huesitos que forman la columna. Se rompen de una forma especial, distinta, aplastándose; no dividiéndose en pedazos. Pero oye, duelen igual o más que el resto de las fracturas. Estas fracturas son las responsables de que disminuyamos de estatura con la edad.

Y señoras y señores, esto no se arregla con una pastillita. El hueso roto ya está roto aunque hagamos que pegue, y la masa ósea perdida está perdida. Últimamente algunos medicamentos prometen recuperarla, pero eso yo lo tengo que ver. Porque verdad que algunos parecen que aumentan la masa ósea, pero de mala calidad, es decir, sin mejorar la resistencia del hueso a la fractura (pues entonces para qué, ¿no?), y con un alto precio si hablamos de efectos secundarios.
Como en casi todo, hay mucho que podemos hacer antes que eso ocurra. Y no hay que empezar cuando llegue la menopausia. y los hombres también lo pueden hacer.
La masa ósea se va formando al principio de la vida. Concretamente hasta los 35 años: como veis, mucho más allá de la edad de crecimiento. Es el plazo que tenemos para alcanzar la mejor masa ósea posible, por eso el consumo de lácteos y otros alimentos ricos en calcio es importante más allá de cuando dejamos de crecer. LA importancia es que, ese nivel de masa ósea alcanzado a los 35 años es el que se mantiene hasta la menopausia, y a partir de entonces comienza a descender: mientras más alto sea, más tarda en bajar hasta niveles con riesgo de fractura, quiere decir que pasamos más años con menos riesgo de llegar a la osteoporosis.
Tomar el sol a diario. Con quince minutos es suficiente para que nuestro cuerpo pueda transformar la vitamina D inactiva que tomamos con los alimentos en la vitamina D activa que el hueso necesita para aprovechar el calcio. No es necesario arriesgarse a quemaduras, y en todo caso, no olvidarnos del protector solar: lo que interesa es la exposición a luz solar, luz natural, no que el sol dé directamente en el cuerpo. Puede ser estando vestidos, por supuesto.
Hacer ejercicio físico. El ejercicio no desgasta el hueso, al contrario, el estímulo de los tendones ejercitando sobre sus puntos de inserción en el hueso son un estímulo a su metabolismo de mantenimiento.
¿Es necesario tomar suplementos de calcio y vitamina D? Pues no siempre, no si la dieta es suficientemente rica, cosa que a veces no ocurre porque los lácteos tienden a estreñir y a digerirse mal con la edad, y se rechazan. Tomar suficiente fibra conjura el estreñimiento, y aparte de los lácteos sin lactosa (que es lo que los hace indigestos), hay más alimentos ricos en calcio: los frutos secos, las coles, las coliflores, las sardinas.
Finalmente, consulta a tu médico. Él o ella serán las personas más indicadas para aconsejarte lo que te beneficia en tu caso concreto.

sábado, 15 de marzo de 2014

lesiones musculo-esqueléticas: ¿me pongo frío o me pongo calor?

Pues depende de la lesión, depende de la causa, depende del momento. Hay veces que lo adecuado es el frío, otras veces, lo recomedable es el calor.

De una forma o de otra, como con todos los tratamientos hay que ser prudentes: el exceso de calor o de frío pueden dañar la piel. El frío cerca del ojo puede enturbiar la visión de forma temporal. El exceso de calor en el abdomen de una mujer embarazada puede calentar excesivamente el líquido amniótico, lo que no es bueno para el feto. El exceso de calor en articulaciones protésicas altera los metales de la prótesis, por lo que tampoco es adecuado.

Como consejo general, se usan, tanto el frío como el calor, en periodos cortos (10 minutos aproximadamente) varias veces al día; no de forma directa en la piel, sino por encima de la ropa.
El frío tiene una utilidad relativa, ya que lo mejor que se obtiene de él es la analgesia, y muy precozmente después de la contusión o el esguince.
Aparte de esos casos, en el resto de dolores osteomusculares, el calor suele ser más beneficioso.

Pero no todo es frío o calor. A veces hay que reposar un poco. Un poco solo, y dependiendo de la intensidad del dolor. La recomendación general es no excederse con el reposo, ni en intensidad ni en duración, lo que llevaría a empeoramiento de la funcionalidad. En esa misma línea se aconseja inmovilizar sólo si es imprescindible, si hay inestabilidad en las articulaciones.
Si la intensidad lo precisa, puede ser adecuado acudir a un fisioterapeuta. Tienen un armamento para luchar contra el dolor y la pérdida de función, no sólo los masajes, sino fuentes de calor, dispositivos, sus técnicas y conocimientos, y diferentes herramientas para que te recuperes antes y mejor.

En fin, no hay que acudir al médico a cada golpecito que uno se dé. Pero a veces es necesario. Mientras tanto, espero que estos consejos os hayan resultado útiles.

miércoles, 12 de marzo de 2014

La menopausia no es una enfermedad

No, no lo es.
La menopausia no es una enfermedad. Es una etapa de la vida de la mujer.
Una etapa que puede resultar molesta, cierto. Desagradable, en ocasiones. Y que supone algunos cambios en los riesgos de sufrir enfermedades, con lo que hay que cuidarse de diferente forma.

Pero no es una enfermedad. No hay que tratar la menopausia.

La menopausia comienza con la desaparición definitiva de la menstruacción. Bajan los niveles de las hormonas femeninas en la sangre, porque los ovarios dejan de fabricarlas. Eso ocurre poco a poco, hasta que llega un momento en que no son suficientes y no hay ovulación, y por lo tanto no hay regla. Vale, es una explicación simple, pero para qué aturrullar con ochenta nombres difíciles de pronunciar.

A veces eso da sofocos. Lamentablemente, no hay tratamientos con eficacia contrastada contra los sofocos.
Al reducirse las hormonas, desaparece el efecto protector que tienen sobre las enfermedades cardiovasculares: puede subir la tensión arterial, los niveles de colesterol, y con ellos aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Si antes había que cuidarse del tabaquismo, alcoholismo, con una dieta mediterránea y ejercicio moderado regular, ahora más aún. No digo más, ya hemos hablado antes de los riesgos cardiovasculares y no quiero resutar repetitiva.

A partir de la menopausia empieza a descalcificarse el hueso. Eso lo hace más frágiles, hay que cuidar aún más de no caerse. Pero me parece que este tema merece tema aparte, como ya antes hemos tratado los riesgos cardiovasculares.

También ocurre que hay más sequedad vaginal. Y eso pica, incluso puede doler en las relaciones sexuales. Pero nada que no se quite con un hidratante vaginal, ahora que no hay que preocuparse por la posibilidad de un embarazo no deseado.
Pero es que a veces también disminuye en deseo sexual...es cierto. También disminuye la testosterona, que a pesar de ser una hormona de las llamadas "masculinas", también tenemos las mujeres y es responsable de la libido. Claro que que  menores cantidades que en los hombres, todo hay que decirlo. Pero a veces no es hormonal, es una actitud aprendida, es cultural, asumir que la no fertilidad es equivalente a la asexualidad. Como no hay reglas, se acabó lo que se daba. ¿Cómo? ¿Por qué? Y además, que la sexualidad no tiene nada que ver con la genitalidad, ni con los coitos con penetración. No seamos reduccionistas, por favor.

La menopausia no da depresión. Los cambios hormonales pueden influir en cierta manera en el ánimo, pero no causar una depresión. Ocurre también que en muchas ocasiones coincide con una época en que los hijos se van independizando, y sobreviene el "síndrome del nido vacío". En la casa vive menos gente, no hay a quien cuidar, pero no por ello se es menos madre. Ni menos esposa, ni menos mujer. A lo mejor, si no se fuera antes tan "gallinita", no se temería tanto que se vaciara el "nido". Al fin y al cabo los hijos no son una propiedad, no son nuestros aunque los hayamos parido, los traemos al mundo y los criamos para que se hagan mayores y vivan sus vidas de la mejor manera posible. Lo natural es que eso ocurra. Cuando se hacen mayores e independientes no nos "abandonan", simplemente es lo natural. No necesitan que los arropemos, los abriguemos, los alimentemos, cambia la maternidad hacia una menos protectora y con menos responsabilidades. A ver, señoras, qué tiene eso de malo. ¡Lo que tendrían es que estar orgullosas porque han logrado su objetivo! Y ahora tienen más tiempo para ustedes mismas, para sus intereses, su relación de pareja, sus amigas, sus aficiones.

Lo que es verdad es que, independientemente de que la menopausia venga con más o menos molestias, la menopausia es como una se la tome. Como de todo en la vida, tiene cosas negativas, y tiene cosas positivas. Disfrutar de las positivas ayuda a tolerar con mejor talante las negativas, no hay que victimizarse ni vivir como enfermas, si no se tienen otras enfermedades.

Ahora que me doy cuenta, no me parece casual que hoy sea mi cumpleaños. No creo en las casualidades. Me refiero a cuando se va a publicar, no cuando lo estoy escribiendo, cosa que hago con cierta anticipación. Calculo que para cuando se publique, estaré en el mejor sitio que se puede estar, con una sonrisa de oreja a oreja. Cumplo 44 años. No tengo ni he tenido nunca ningún problema con decir mi edad. Son años que he vivido, estoy contenta con ellos. Me ponen un año más cerca de mi propia menopausia, por eso es que lo refiero ahora. Pero de momento me levanto y no me duele nada, me acuesto y tampoco me duele nada. Tengo alegría y energía para llevar mi estilo de vida, y mejorarlo si puedo. Espero llegar a la menopausia con esa misma actitud. Si no lo hago, teneis permiso para recordarme esta entrada y hacerme reflexionar.

sábado, 8 de marzo de 2014

la moda anti-vacunas

Es cierto. En la actualidad circula por el mundo, no sólo en España, una corriente anti-vacunas. El caso es que yo no conozco personalmente a ninguno de sus seguidores, por lo que no he podido escuchar de sus propios labios los argumentos que esgrimen en contra de la vacunación.

Así que me voy a internet, y empiezo a buscar. Al parecer, lo de no vacunar a los niños es un gesto de militancia dentro de una ideología naturalista que rechaza los productos de la industria farmacéutica  (que no les he podido preguntar, pero supongo que también rechazarán el resto de medicamentos, los alimentos envasados, Mcdonald´s, Burger King y similares, vestirán ropas confeccionadas por sus propias manos libres de tinturas y tratamientos químicos de toda clase, se lavarán con jabones que hacen en sus propias casas y no usarán ordenadores, móviles ni ningún otro dispositivo o producto con el que ninguna industria pueda manipularles. Eso sería un gesto de coherencia).

Hace ya un montón de años que nació esta corriente de opinión. Disparada por un artículo que apareció en Lancet en 1998 en el que se relacionaba la vacuna triple vírica con el autismo. Parece que ahí dejaron de leer los militantes, porque unos años después se descubrió que sólo uno de los niños de la lista que se describía sufría autismo realmente (sin suponer una diferencia con lo esperado en la población general), y que el autor había recibido cuantiosas cantidades de dinero por este artículo y por el asesoramiento a las familias; y que debido a esto, Lancet retiró el artículo, y el autor perdió su licencia para trabajar como médico en Reino Unido y Estados Unidos.
Así que los militantes contra una industria farmacéutica de la que creen que anteponen sus intereses económicos a la salud pública, basan sus creencias en un sujeto que antepuso sus intereses económicos a la salud pública.

Lo cierto es que las vacunas son uno de los grandes logros de la salud pública, junto a la potabilización del agua. Previenen enfermedades que pueden llegar a ser graves e incluso mortales.
Algunas de esas enfermedades han sido completamente erradicadas, como la viruela.
Otras, como la poliomielitis, el sarampión, la rubeola, estaban en vías de desaparición, eran extremadamente raras, o al menos mucho menos frecuente, como el tétanos.

Hasta que han empezado a dejar de vacunarse algunos niños. Porque no sólo son esos niños los que están en riesgo de sufrir esas enfermedades, sino los que les rodean. Es lo que se llama la inmunidad de rebaño, o de grupo (que nadie se ofenda por lo "de rebaño"): mientras más individuos estén vacunados, más difícil es que el microbio circule entre la comunidad, por lo tanto más difícil que las personas enfermen. Las vacunas de cada uno, protegen a todos.
Visto desde el otro punto de vista, los papás naturalistas antivacunas pueden permitirse no vacunar a sus hijos porque los demás sí lo hacen. La inmunidad de rebaño mantiene a sus hijos no vacunados parcialmente protegidos. Pero ellos no ofrecen ese beneficio a los demás.

Por eso me parece bien la medida que se va a tomar en Cataluña de hacer firmar a los padres un documento por el que dicen que entienden y asumen las responsabilidades, para sus hijos y para la comunidad, de decidir no vacunarles. Porque sólo queda por ver que demanden a su correspondiente Servicio autonómico de Salud cuando su hijo sufra las secuelas neurodegenerativas de una encefalitis por sarampión. Eso no se lo va a curar ningún producto homeopático.
Por eso me parece bien la medida que se ha tomado en Australia de negar a los padres que no vacunan a sus hijos el beneficio fiscal que hasta ahora recibían por ello. Si sus decisiones perjudican a la comunidad, entiendo que no merecen beneficiarse de la misma.

Otro tema distinto es qué vacunas han de incluirse en el Calendario de Vacunación. Que no es obligatorio, os recuerdo, la responsabilidad y la decisión final es de los padres. Que no es infantil, que el calendario de vacunas se prolonga a lo largo de la vida de la persona, según ocupaciones laborales o circunstancias como viajes, enfermedades crónicas que se sufran, etc.

Hay vacunas que se cuestionan por su eficacia. Se cuestiona todos los años la vacuna de la gripe. Está en la mesa de debates la vacuna del Virus del Papiloma Humano (HPV).
Y no hay que dejar de cuestionarlas. Porque en alguna ocasión, el conocimiento nos llevará a modificaciones que habrá que asumir. Es lo que hablábamos hace pocos días sobre desaprender y reaprender a hacer las cosas.

Y aquí me voy a mojar con una declaración personal. Voy desde aquí a pedir a los papás antivacunas que no aparezcan por el consultorio a la consulta de niño sano. Se les van a indicar vacunas; si los necesitan, y no presionados por la industria farmacéutica, se les van a prescribir medicamentos elaborados por esa misma industria, con indicaciones según la mejor evidencia disponible. Pero si la decisión final va a ser no seguir esas recomendaciones, tampoco quiero tener ningún tipo de responsabilidad sobre los resultados. Coherencia: si van a rechazar el sistema, que lo rechacen por completo. Seguro que serán capaces de encontrar otros médicos con su misma ideología dispuestos a asumir su parte de responsabilidad sobre los resultados en salud de esas decisiones.
Claro que si después vienen los problemas de no vacunar, trataremos a sus hijos lo mejor que sepamos, e intentaremos que el daño sea lo menor posible, que los niños no sufran de por vida las consecuencias de las decisiones de sus padres.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Mi equipo

Esta entrada va dedicada a Paco.

Paco es mi enfermero. Yo le llamo así cariñosamente, igual que él dice que yo soy su médico. No es mío, de mi propiedad, lo que quiero decir es que es el enfermero de familia del cupo que yo llevo. Le nombraba hace unos días al hilo de la lectura crítica de aquella web que usamos como ejemplo.
Hace pocos días me decía que a ver si escribía algo sobre la enfermería, que no  todo es medicina. Y es verdad, que apenas escribo sobre enfermería, y no es por excluirlos, sino por no invadirlos.
Pero Paco no es de escribir, y como hace poco fue su cumpleaños (¡Felicidades de nuevo, Paco!), voy a escribir por él. O mejor dicho, de él.

Paco es mi otra mitad laboral. Me gusta trabajar con él, y no sería fácil mejorar eso. Es estudioso, está al tanto de las novedades que van apareciendo. Técnicamente es muy hábil, no recibe más que halagos por parte de compañeros y pacientes. Su dedicación es al 100%, y no tiene reloj cuando cree que no hay que tenerlo.
Tiene un alto sentido de la profesión, es muy autónomo y tiene iniciativa. Y eso lo hace a la vez compatible por completo con el trabajo en equipo: nos contamos y nos ponemos de acuerdo sobre las actuaciones que vamos a llevar a cabo con nuestros pacientes. Y a la vez, nos conocemos tan bien, que es capaz de anticiparse a mis pensamientos. Y eso sólo lo pueden hacer un par de personas en el planeta...incluído él.
Siempre está dispuesto a colaborar, a innovar, a asumir un nuevo reto, a implicarse en resumen.

Claro que no estamos solos en el mundo, en el mundo del consultorio me refiero, hay otros profesionales que hacen que el trabajo diario fluya, que salgan las cosas adelante y que salgan bien.
Pero esta entrada es mi homenaje a mi Paco, con permiso de su mujer Virginia (hola, Vir), mi enfermero, la mitad más importante de mi equipo, sin el que mi trabajo no sería lo mismo.
Y además, es mi amigo.

sábado, 1 de marzo de 2014

#carnavalsalud Formación y Aprendizaje en Salud ¿Existen otros modelos?

Es el tema que se plantea este mes en el Carnaval de la Salud de WikiSanidad. Sí, no olvido que éste es un blog para pacientes, así que os lo explico un poco. Wikisanidad es el punto de encuentro de profesionales sanitarios que creemos que la web 2.0 y las redes sociales pueden ayudar a mejorar el sistema sanitario. Y mensualmente se plantea un tema de debate, en el que, desde nuestros blogs, compartimos nuestra visión del asunto que se trate: ese debate es el Carnaval de la Salud.

Y este mes reflexionamos sobre la formación y el aprendizaje en Salud.
Es de conocimiento popular que los sanitarios nunca dejamos de ser estudiantes. Siempre hay algo nuevo que aprender, o algún conocimiento que actualizar, que perfeccionar. Así que, para el que lo desee, no hay límites en los conocimientos disponibles.
Sí, disponibles, ahí están.
Tradicionalmente íbamos a cursos, a conferencias, a congresos para formarnos, aparte del tiempo que cada cual le dedicara al estudio individual.
Pero ir a cursos, conferencias y congresos supone una dedicación en tiempo y en dinero. En tiempo, que sale de tu tiempo personal, de ocio, de descanso, o del tiempo laboral, y entonces hemos de ser sustuituidos en nuestra actividad habitual para poder asistir.
Y la verdad, en los tiempos actuales, "con la que está cayendo", lograr que te autoricen y sustituyan para una actividad de formación, es una heroicidad, la verdad.
Eso, si tienes la suerte de estar trabajando, porque si no es así, tienes todo el tiempo del mundo, pero ¿cómo se paga la formación?
Si lo tiene que pagar una de su bolsillo, hay que pensárselo, sobre todo en el caso de los congresos, que tienen unos precios en mi opinión desorbitados. No puedo valorar si justificados, pero tampoco entiendo muy bien cómo pueden costar tanto por asistente cuando a la vez hay tanta presencia de la industria farmacéutica. A lo mejor habría que pensar en que tuvieran lugar en locales no tan fastuosos, ni dando tanta importancia al aspecto hostelero y turístico, y así hacerlos más asequibles para los que querríamos ir para formarnos. Y ya, el que quiera disfrutar de los aspectos más lúdicos de la dura vida del congresista, pues que se lo pague por su cuenta.

Pero los tiempos cambian, la tecnología ofrece muchas más posibilidades. Cursos online, webinars, congresos virtuales, te dan la posibilidad de aprendizaje no presencial que necesites. Más baratos, cuando no gratuitos, y salvo actividades concretas, sin el compromiso horario de una actividad presencial. Además, si la formación online queda online, no desaparece, siempre puedes volver a ella para solucionar dudas, reforzar conocimientos.
Blogs de profesionales de referencia en sus respectivos campos, de los que pueden aprender todos los días algo nuevo, y de forma interactiva si quieres, a través de comentarios en el mismo, incluso de los debates que se abren en Twitter gracias a ellos.
Ahora, la siguiente pregunta es: ¿quiere el profesional formarse tanto? ¿estamos saturados de formación?
Pues de todo hay en la vida del Señor. Habrá quien no quiera formarse porque crea que ya sabe todo lo que tiene que saber, o porque esté cansado de estudiar, o porque está hastiado y no quiere dedicar a su profesión ni un minuto más de lo imprescindible (o si es posible, menos).
Pero somos muchos otros los que sí deseamos formarnos cada vez mejor, tenemos curiosidad e inquietud, y creemos que el 2.0 es un medio excelente de conseguir formación de calidad, con un coste en tiempo y en dedicación más razonable. Formación reglada, acreditada (que sí, que el diploma, que los puntos para la Bolsa de Empleo también son importantes), variada para todas las necesidades, pública o financiada por la Industria Farmacéutica, en resumen, para todos los gustos.

Porque en salud, aún hay mucho que aprender y mucho que innovar. El Cielo es el Límite (W. Dyer)