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miércoles, 9 de enero de 2013

El uso de móviles por los adolescentes

La cara y la cruz. Ese podría ser el subtítulo de esta entrada. Porque el hecho de que tantos adolescentes, la mayoría entre los que conozco, tienen o disponen de un móvil. Pero no de un móvil cualquiera, de un smartphone. Porque esta generación es la de la comunicación y conexión constante, y hablar a veces no es suficiente al parecer.
A mí me parece muy bien que no se admitan los teléfonos móviles en el instituto. Los alumnos no necesitan tenerlo en el centro, si hace falta llamar a sus padres se hace desde el centro escolar, Atender redes sociales, ver videos en youtube o jugar con las aplicaciones no son una emergencia que justifique su uso.
Lo que me pregunto es si en los institutos se sigue esa norma a rajatabla y son confiscados los móviles encontrados y posteriormente entregados a los padres.
También me pregunto por qué se han puesto de modas las blackberry. Hay un dicho en Facebook: "me pidió tiempo y yo le di una blackberry reiniciándose". Si son malísimas! Misterios de las modas adolescentes. Todos se quejan pero una pantalla táctil les parece lo peor.
Eso, en cuanto a la utilidad. Veamos ahora qué pasa con la adecuación. ¿Deben los adolescentes usar su móvil de forma ilimitada? Pues depende del adolescente, ¿no? igual que los hay que apenas cogen el teléfono para hacer una llamada y no hace falta limitarlos puesto que ellos solos se limitan, y el que no puede comer sin tener el teléfono cerca a la vez. Pues creo que son los padres quien tienen que moderar el uso del teléfono a su criterio, conociendo mejor que nadie las vistudes y defectos de sus hijos. Horario controlado en mi opinión, algo menos restrictivo durante el fin de semana, y por supuesto proporcionado a las notas de los exámenes.
¿Es seguro el uso de móviles?
En el aspecto de la seguridad respecto a la salud, después de mucha controversia parece ser que la señal de teléfono no es causante de enfermedades. así que desde le punto de vista de la salud, sí, los móviles son seguros.
No me parece tan bueno el aislamiento voluntario al que se somete el paciente cuando se encierra en su pantalla, y ello no le deja ver lo que tiene delante, ser más social y comunicativo en la vida real. Sólo falta pedir el café y la tostada al bar por whatsapp, y me lo vas haciendo que ya bajo en un pis pa. Por otro lado, van tan abstraidos por la calle que cualquier día el móvil es causa de un accidente de tráfico por atropello.
Y luego la gran inseguridad: que por ignorancia, cuando no maldad, no sean capaces de dar un uso adecuado y legal al móvil.
¡No se puede grabar un video de cualquier cosa! ¿Nadie ha hablado a los adolescentes de la Ley Orgánica de Protección de Datos, y los derechos a la intimidad y a la propia imagen? ¿que la responsabilidad de sus actos es de sus padres subsidiariamente y la gracia puede costar de 600 a 6000 euros?
¿que es aún más grave colgar el internet contenido audiovisual sobre el que no tenemos derechos de autor ni autorización de las personas que en ellos aparecen?
Y si encima las grabaciones, y peor aún si son publicadas en la red, recogen imágenes de maltrato, abuso, vejaciones, agresiones, etc, tienen la gravedad añadida de que,  mientras estás grabando no están socorriendo a la víctima; que en ocasiones se provocan estos hechos PARA grabarlos, de forma nada casual. Que con ellos estás sometiendo a esa persona a ese abuso dos veces: cuando ocurre, y cada vez que alguna persoa visualiza ese video.
Además de estos motivos, me remito a una reciente entrada sobre las peticiones de amistad. Los adolescentes tienen mil amigos, y aún quieren charlar con un desconocido (cuando por suerte sea charlar). Aceptan a cualquiera en su teléfono, con la de información que ello da a los demás.
Así, saber utilizar el móvil no significa saber encontrar las teclas, saber descargar aplicaciones o desbloquear el PIN. Saber utilizar el móvil significa saber qué debes y qué no debes hacer con tu teléfono, aunque la tecnología lo permita.
Saber cuándo es momento de encenderlo y de apagarlo, de no contestar también.
En fin, que el mundo del móvil no es tan fácil como lo pintan.


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